La información que se le brinda al consumidor sobre los componentes y las propiedades de los bienes y servicios ofrecidos debe coincidir con la realidad. Por lo tanto, si las promesas o expectativas no son ciertas y comprobables, el mensaje publicitario se considera literalmente falso y, por regla general, engañoso. Así lo advirtió la Superintendencia de Industria y Comercio, al referirse a los casos en que se le ofrece al consumidor la devolución del dinero, si el producto no satisface sus necesidades. Las normas sobre publicidad engañosa buscan que los consumidores a los que se dirigen los anuncios tengan una posición razonable frente a los mismos, dándole a la información transmitida una interpretación natural y obvia, sin necesidad de que sea profunda, científica o técnica, que les permita separar los elementos puramente creativos de los que son comprobables. Para saber si una pieza publicitaria es engañosa, es necesario establecer si los elementos objet